Thursday, February 23, 2023

28

 

(El cuento original se perdio, y eso indudablemente es parte de la misma historia, porque lo escribí otra vez, y la incapacidad de saber exactamente si es diferente o no se vuelve relevante e irrelevante en partes iguales)

Corría por el parque como de costumbre de tarde después del trabajo cuando una intersección fortuita hizo explosión en un punto vital, una bala perdida le ingreso en el cráneo y lo desconecto por completo, cayó al suelo sin perder del todo la conciencia, vio en imágenes toda su vida, detalle a detalle cada segundo, habían pasado solo unas horas desde el día de su cumpleaños.

Con la sangre ahogando sus ojos al fin se durmió, no existen suficientes sinónimos para la ausencia propia, sintió un dolor en la sien, un calor que lo quemaba, una caída libre y la comodidad de un colchón blando, el aroma de sabanas sucias, la mano de su abuela dando instrucciones, de su mano tocando con el reverso de la palma para confirmar la temperatura. –tenemos que darle un baño, dijo con esa voz apurada que todavía recordaba de su madre, quizo llamarla, dijo su nombre buscando en la oscuridad como quien busca un abrazo y al fin la encontró, hizo tacto del olor, de las sensaciones y al fin pudo tocarla.

Tenia ahora ocho años, volaba de fiebre pero estaba bien.

La memoria se le quemo en esa transmutación, la única memoria que le quedaba era la de la escuela, de sus compañeros y de como tendría que pedir la tarea.

Unas horas antes sentado en la oscuridad intentaba describir esa sensación que lo atormentaba desde hacía tiempo, sentir que todo ya ocurrió, y no una vez sino muchas veces.

Alguna vez se animo a ponerlo en palabras, en alguna charla después de varias copas de vino, hizo un planteo circunstancial de esta situación, una suposición que tuvo una unánime respuesta. El eterno retorno es imposible de recordar porque entre repetición y repetición pasa un tiempo infinito. El dejavu es un estado de similitud. Estas deprimido, la ausencia de novedad te provoca esa sensación de que todo da igual. Solo hay una vida y es esta. El vino y la noche.

En las historias hay acontecimientos, acá hay una persona sentada, moviendo como fichas sus opciones, que mira la pared y un poco la ventana cerrada, ve la luz entrar y cierra uno de sus ojos para filtrar los reflejos. Levanta una mano y se toca la cabeza a la altura de los parietales.

No hay una memoria palimpsestica, el mecanismo puesto a escribir dejaría no otra cosa que una mancha informe, el escalofrio no es un conjunto de datos sobreescritos que siempre dicen lo mismo, que podrían ser variaciones de puntos cardinales de una vida, pero no, no lo son, porque a cada paso le sigue el que debe ser.

La memoria, para evitar el deterioro de la materia hace uso de una ecuación, si la variable del tiempo se repite y todo pasa otra vez, no es necesario la reescritura aunque si la relectura, y asi es que hace ya varias horas mira la pared sabiendo que cualquier movimiento subsiguiente le dará escalofrio, esto ya lo vivi, porque vivo como si cayera por un tobogán, pensaba sin poder decirlo.

No hay dejavu mas allá de los 25. Más allá de cierta edad el cuerpo busca aferrarse o descansar, asentarse en la calma del mar más allá de la olas.

Al cruzar la calle un gavilan levanta la cabeza un segundo para vigilar su entorno, cruza mirada y sigue en la faena de comerse una paloma, llaman por teléfono, la noticia es importante, trágica, tras un prólogo extenso y formal, un periodista informa que hay que ser fuertes, escucha una canción muy estructurada, nada fuera de lo común, pero lo conmueve hasta las lágrimas, sin pensarlo se detiene y ayuda a unos automovilistas a empujar un auto atascado en el medio del tránsito, escribe un cuento y las palabras emergen como los títulos de La Universal.

 Las palabras, el gavilán, la canción, la noticia, hasta la perdida inesperada ya las sabia, si, pasan y hay que ponerles el cuerpo, pero sabía que pasarían. En la televisión dan un programa de preguntas y respuestas, la respuesta es clara en su mente, la dice en voz alta y unos segundos después el conductor hace la pregunta. Solo una casualidad le dice su esposa. El alcance de su capacidad predictiva no va mas allá de una sensación cuando ocurre, que por su sincronicidad aparente le impide la sorpresa y actuar en consecuencia todo a la vez, si pudiera alejar la distancia entre ambos fenómenos la información seria capital, podría venderla, en el peor de los casos, la sorpresa es lo que de a poco esta perdiendo y actuar es entregarse a un truco de magia absurdo.

Ella prepara pizzas, un amigo a punto siempre de irse hace bromas acerca de todo, mientras se ríen los ve de frente, la cocina, la salsa sobre la mesada, una pared que separa los ambientes donde su amigo apoya la espalda, ella en un perfecto contraposto, pero él es un espectador de si mismo y no sonríe, tuvo un dejavu. No fue el primero y de esto se trata todo, no fue ni el primero ni el ultimo.

Pero como dijimos, él comenzaba a recordar aquel día de fiebre. O mas bien recordaba el sueño de la fiebre, aquel sueño atroz donde se veía muerto sobre la acera, ya con los sueños destruidos por la edad, y recordaba la liviandad que recupero al descubrirse despierto en su pequeño colchón de una plaza. El fin o el comienzo de una trama que le desentrañe el camino en el laberinto.

Sabia que hablar con sus amigos era imposible, que los libros lo conducían a escenarios cuánticos o fantásticos que poco se parecían a su realidad, la filosofía no son mas que ocurrencias, sabe que el destino algo tiene que ver, la vida como movimiento de una trama escrita en arquetipos, pero no cree en dios.

Decidió que Tiene que tomar la ecuación y romperla, darle un resultado atípico. Pero supo rápidamente que esos resultados son desechados por la curva, son reglas básicas de estadística, las excepciones confirman la regla, en este caso su destino, la repetición.

Al fin supo que la repetición y la memoria son la misma cosa.

Entre reencarnaciones o reescrituras, una tras otra entre nacimientos y finales fortuitos, desde las cavernas hasta el presente la experiencia es redundancia hasta los veintipico, y a partir de ahí todas esas miles de infancias y juventudes, de incertidumbre siempre las mismas, de rutinas poco creativas, felices o no, trascendentales y un millar de etceteras de nada sirven en ese apartado de la existencia que poco fue explorada, casi nada, porque la expectativa de vida es así, se incrementa en lo biológico solamente. Y si el instinto es un manual de instrucciones llamado naturaleza humana, habrá que saber que a partir de aca no sirven los fantasmas del pasado, que poco saben de vivir tanto. La segunda mitad de la vida inscribe hélices nuevas. Pero de que sirve que todo pase por primera vez?.

 

Lo que debe trastocar es la memoria, él debe recordar para que cada decisión se transforme en capital, en fuerza. Pero no podía, la pared responde siempre lo mismo, debe trasformar una sensación en información, que nació con ocho años, que a sus 28 años recién cumplidos una bala lo fulmino en el parque, que se despertó con ocho años nuevamente, que vivió una vida normal, que se casó, que se divorció, que estudió una carrera soñada y que siempre fue esa la historia. Y que sabiendo eso debería cambiarlo. El único punto atípico es una bala perdida pasadas las siete de la tarde. Y su vida se ve atrapada entre dos sucesos esenciales, el nacimiento y la muerte.

Dias antes fue viviendo una lenta evolución hacia algo nuevo, la memoria a pesar de no ser mas que un remedo del alma y de provocarle insomnio y dolor de cabeza, o en ciertos días compulsión por el chocolate fue acomodándose, pude decirse que no son mas que ecuaciones, aproximaciones a la realidad, de un sistema preliminar puesto dentro de otro sistema mas robusto y sencillo, y reanudar el ciclo que se alimenta como en una serie logica, asimilarlo como asimilan las orugas el movimiento de sus patas, ocurre de forma automática, es una necesidad del tiempo pero hecho por partículas de carbono.

 

La trampa lo hace vivir sin atravesar los 28, sin disfrutar de una vida escrita por primera vez. Nacer de la nada como nacen todos, y morir para atravesar los umbrales de la normalidad. Asi no tengo mas remedio que ser la gallina, nunca el huevo. Asi no tengo mas remedio que tener que construir en este marco. Yo mismo soy el narrador de un suceso propio, en este punto da lo mismo si yo soy otro. Su cerebro es un palimpsesto demente, carece según Wikipedia, de anamnesis.

Dejó la primaria en el cambio de década, los grafitis de las paredes cambiaron de significado apenas pasó el verano, los vándalos fueron otros, los héroes, el color de las cosas, la luz del sol cambió, desde las capas estratosféricas hasta la televisión, en la secundaria eligió una forma de ser, estudió filósofos cuando otros buscaban chocar contra una pared, hizo un pequeño emprendimiento local, vendió perfumes, lavo autos, al final eligió la ciencia, hay momentos donde una charla a tiempo puede cambiar por completo el destino de las personas, esa charla lo llevó a estudiar geología, ver el mundo como Darwin, ver a las plantas como a las montañas, esa fue su primera lección, ver toda forma de vida como ve a las montañas, el principio del viaje, se inscribió feliz en la carrera, tuvo tres años buenos y dos que fueron una desdicha de incertidumbre, un verano se perdió por completo,  después vino el trabajo en la cantera y su trabajo como profesor, el tiempo y los estratos, el tiempo como estructura pétrea y no una metáfora, intentaba en cada frase cambiar la vida de sus alumnos, devolver la magia que entendía existía en los símbolos, le gusta el color azul, disfruta de vacaciones cada tanto, alguna vez subió por una montaña y se quebró una pierna, tiene una linda casa, por la tarde y para limpiar sus pulmones sale a correr, porque el cansancio y el estiramiento de los músculos lo desanudan de la silla en la que vive casi todo el día, corre para sentir la recompensa de un arbusto en una tormenta.

Haciendo memoria, tocándose la sien como un ritual, veía la escena como una película, no lograba descifrar cuando al dolor penetrante sobrevendría la desconexión. Al otro dia y a pesar de sus presunciones, cerraria los ojos al correr, esperando el golpe, pensando en que si se detuviera talvez sobreviviría, que perdería el hilo del destino y se perdería en una muerte definitiva, una donde se haría viejo y entonces la nada, la ausencia de  marco, de un aquí hasta alla, desarmado en una desintegración, todo debe ser perfecto, debe funcionar como esta planeado.

Y muchas veces con los ojos cerrados intentaba recordar tambien el viaje, desde el aire y el peso de sus 80 kilos hasta la suavidad de la habitación, pero tratando de absorber lo que veía, el color azul, el calor de la fiebre.

Despues acostumbrarse al cuerpo chiquito, olvidarse de todos los pecados del futuro, mentir cautelosamente cuando alguien pregunta cualquier cosa, vivir simulando aunque nadie sospeche. Nadie va a sospechar, las largas explicaciones que dan los mitos se asientan en verdades simples, el deseo de comer, el trauma del nacimiento, cosas de verdad imaginables, nunca este bucle sin sentido, este agujero de la trama que lo devuelve intacto, una trama entretejida por la física, por la química y por un dios sádico. Sigue mirando la pared, es su cumpleaños y esboza una sonrisa, no es creyente, pero la sonrisa significa una cosa, hijo de puta, eso es dios, un niño jugando un juego que consiste en armar un esquema perfecto y poner en el centro un imperceptible punto rojo de desconcierto, algo que solo él puede ver, en ese punto rojo está él caminando infinitamente por una cinta de moebius. El juego tiene sentido solo para alguien que es capaz en su omnipotencia de crear un esquema perfecto. La memoria le preocupa, le preocupa recordar demasiadas cosas. Tiene en su mente veinte años de acontecimeintos jamas ocurridos. Esta es la primera vez que sabe que al cruzar el portal puede jugar a ser omnipotente, volverse sabio, millonario. O simplemente un suicida, un villano, una presencia melancolica y cinica. Si nada cambia y él puede cambiar, la vida es un paseo por las escalinatas del deseo.

Pero su mente sigue siendo el verdadero problema, eso que cada vez es un desparramo de sesos en la vereda buscando nuevas ecuaciones para economizar la información, repetir, agrupar, generalizar.

Esta preparado, en teoría lo está, suena el silbido del proyectil, cae y se pierde en una oscuridad extraña, entre las sombras, a tientas en la oscuridad la distancia debilita el sonido, un sonido que se aleja como el susurro de una multitud, al principio del camino ve la luz del reverso de sus ojos, ahora el dolor lo siente en el pecho, la respiración le duele, a lo lejos escucha que llaman una ambulancia, le sostienen la cabeza y le preguntan su nombre, pero no lo recuerda, la bala pasó raspando el hueso, toco un poco la oreja y ni siquiera lo despeino, en el hospital le dicen que tuvo suerte, que tendría que hacer una denuncia, que la saco barata.


Monday, July 15, 2019

Espacio blanco.


La mujer de saco blanco, mueve la pierna derecha y  aprovecha el tiempo usando el teléfono, afirma con el dedo como si de verdad hubiese alguien ahí. 
El muchacho, se apoya en una columna, lleva cervezas, chocolates y una franja azul como las cacatúas.
En los brazos tiene tatuajes muy de trash oscuro.
Lleva un amigo también feliz que le da confianza para elevar el tono, las palabras en ambos que son el mismo, salen como ellos entienden, en una danza con ademanes para completar cada falta de sentido.
Entre todos subrayan un carril que los integra sin esfuerzo, haciendo infinito en un cadena de eslabones renovables.
En todos, las manos libres, por entero perdidas, vibran todos los planes del mundo.
A metros de la línea de llegada está ella; un cuerpo que se oculta en dos manos pequeñas que no alcanzan.
Sabe que menos la miran, menos la entienden, y mas la miran menos entienden. Los une la luz blanca y el espacio común, el apuro de no haber sabido los horarios, de cometer un error mal armado en el encierro de su casa. Y a pesar del ruido y todo aquello, más los ve mirarla.
Se siente en el escenario de aquello que no es solo vergüenza o culpa, y que terminará de decidirlo pasada la noche a solas con su desconcierto de viernes si todo aquello de la fiesta sale mal, si él no cumple cada una de sus dulces palabras.  
Oculta disimuladamente lo que lleva, encorva el cuerpo para no permitir el alcance de todas las miradas que parecen decir;
Lleva los únicos y los cualquiera, del talle cualquiera que no importa, negros y sin diseño, apenas pensados en alguna fábrica de cosas comunes en la línea de producción masiva.
Negros y nuevos también, y míos, hermosos, aunque sin aquello de la altanería del saco claro que va cruzando el portal, ni la altura esbelta del chico que deja la columna.
No lleva frutas empaquetadas como joyas,
ni el orden de las mochilas con bolsillos para cada cosa.
No lleva mas de una cosa.
No sabe pagar sin dinero
ni decir un número en clave para pasar al territorio de las reglas que nunca encuentra escritas en ningún lado.
Le toca la caja dos y con el dinero exacto, pone el cambio y el corpiño.
Lo que ocurre, siempre ajeno, tarda demasiado.

Saturday, July 13, 2019

El camino a la orbe de sien


Cuando la luz pálida del sol amaneció rojiza sobre la habitación, el señor A no tuvo mas remedio que abrir los ojos, pero solo para permanecer inmóvil contemplando el techo, era un miedo matutino muy común, la sensación de no saber dónde despertaba.
Para asegurarse sería muy fácil levantarse y reconocer la orientación de la casa, el decorado particular de cada mueble, pero era mucho más que eso, era la confrontación de una certeza, una seguridad propia de cualquiera que duerme cuando todo está bien, cuando cada cosa se presume permanece en su lugar durante la noche; las lanzas, los exploradores trinoculares, la brújula y el clinometro, el cantar de los abencios.
Al fin resolvió el dilema. La luz pálida roja y la orientación de la ventana. Saltó de la cama a continuar con la exploración, ya descansado para seguir otras 15 horas en el registro de especies.
Llegada la tarde, sobre los acantilados de la sección sur hizo un rápido dibujo del conjunto montañoso, con sus capas ondulantes totalmente erosionadas por la acción de un rio que ya no está. En el medio del llano, cerca de un arroyo muy pequeño que desemboca en los lagos de silene, una animal se mueve en línea recta. Sacó sus lentes y preparó sus anotadores. Era un animal que nunca había visto, como un acorazado gris, con el cuerpo dividido en secciones muy claras como si se tratara de un robot armado en un taller de tanques. El morro era largo, de orejas pequeñas y como si fuera poco sumado a la robustez de su cuerpo se veía en el lugar de la nariz un cuerno único, un enorme cuerno azul algo brillante, seguido por dos mas pero de constitución orgánica, uno mas pequeño entre los ojos y  otro curvado sobre el lomo. El animal tricornio era una nueva especie, de eso no había duda.
Quiso acercarse más, tomar registro fotográfico. Camino en la diagonal que aconsejan los etólogos. Y escribió; tres dedos en las patas delanteras y placas en la zona de los omóplatos, cola corta, ojos muy pequeños, viaja solo, corre dando un trote calmo pero elástico, cadencioso y medido. Un animal hermoso.
En su extensa trayectoria de explorador había registrado para el libro de la diversidad, un incontable numero de animales extrañísimos, feéricos, coloridos, en tonos de rojo, articulados y desmontables, cantadores de la noche, excavadores albinos. Ninguno se parecía en nada a alguna especie de la tierra, todos en su particularidad rojiza habían mutado en la misma medida que los humanos no lo habían hecho, cambios radicales en base silícica, fósforo y arsénico.
Pero este tenia algo diferente, no el tamaño, ya había visto ejemplares grandes en los rebaños del acantilado norte, pero este lucia pretencioso un cuerno en la nariz, tenía el tono imposible del grafito azul, una roca de propiedades diamagnéticas que tantas guerras había ocasionado en la tierra. Lo examino al detalle aprovechando su docilidad, tomo fotografías espectrales, escaneó una nube de puntos, alteraciones fotonicas y por ultimo recurrió como lo hace la tradición, al papel y lápiz para dibujar con esmero y sin desvaríos lo que estaba viendo.
En este punto y dada la importancia del descubrimiento, es que cada registro, interno o exploratorio debe ser cotejado por la sociedad cultural zoología; por el señor D, Por el señor H y por supuesto, por el modulador de datos, la base de toda comparación lógica y empírica.
 Al final, como siempre, la comunidad trazaría redes de investigación y el señor A terminaría por abandonar el trabajo de campo, cambiaría de lugar para recuperar algo de si mismo y seguir, en la búsqueda de algo único y propio para aportar a su único dios, la ciencia, una observación original que resuene con elegancia en los oídos del señor D, que no pueda refutar el modulador, para que alguien al fin distinga en sus palabras algo único. Pero no sería así, mañana el señor A despertaría en cualquier lugar del planeta, o mucho peor en el ala oeste de la luna hermana, el miedo o el terror, daría lo mismo.
La decisión no emergió de un plan o de una estrategia etológica, emergió de sus pies, soy yo, se dijo a si mismo; da lo mismo el miedo o el terror. Y aprovechando la docilidad del animal, rompió la barrera de no interacción para acercarse y acariciar su cabeza, lo escuchó respirar, escuchó el aplastamiento de las almohadillas plantares, los golpecitos de su diminuta cola.
Pero ya en ese lugar, se encegueció con la luz de lo que efectivamente era sin lugar a dudas un cuerno de grafito azul emergiendo pretenciosamente entre las narinas del animal. Se encegueció pero no fue el resplandor dilatando sus pupilas, fue una llamado primario todavía desconocido para él.
Sacó su tricepto, lo apuntó a la cabeza y como quien mata una vaca en el matadero, le dio una muerte seca y sin aspavientos, sin estertores y despedidas. Luego cortó el cuerno, mas bien lo amputó  a girones del cuerpo del animal, lo envolvió  con su propia ropa,  tenia el peso de un bloque de hierro, por primera vez sintió la volatilidad de su cuerpo en tierras marcianas, algo muy parecido a la libertad y se sintió capaz de cargar con una tonelada de ese preciado tesoro si fuera necesario, miro al horizonte y emprendió el camino de huida a la orbe de Sien, allí vendería el cuerno a precio marciano, luego le haría una visita a su amigo oriental para arreglar la venta del material genético. Pensó también que seria bueno cambiar de ropa y vestir en tonos oscuros, para no ser distinguido entre las sombras.

HI little boy


Hola. Soy vos. Este mensaje proviene del futuro.
Espero que entiendas esta imitación, esta versión de manuscrito que ya había dejado olvidada entre las miles de herramientas que ya no uso ni usamos. Me siento un egipcio tallando perfiles en piedra.
Pero es la primera de muchas reglas que me impone el cartero, un fiel compañero que espera inmóvil y con elegancia este intento de escritura. Sin temor a exagerar, el mensajero tiene la elegancia de una armadura medieval en un palacio parisino. Te agradará conocerlo. Solo acepta papel y lápiz porque los materiales asi lo permiten.
Me advirtió; solo puedes dejar saludos, que sepas que estas, que sepa que estas, que existe un futuro. Debes decirte que el futuro existe, nada de mensajes escondidos, detalles. Dos palabras equivocadas del futuro real y  mi presente, me afirma el cartero, desaparece.
 No puedo imaginar cómo se siente desaparecer. Tampoco puedo imaginar el control, la valoración de la que es capaz el cartero para calcular ese desastre. En este punto y en este principio, solo es un saludo. Lo demás depende de ti.
Al futuro lo llamamos de otra manera, las palabras también cambiaron fatalmente. Me veo en la obligación de creer que es posible esta traducción. El tiempo no es lo que piensas. Lamento decir que este momento y tu provenir es sombrío.
Construyo esto iluminado apenas por un hilo de esperanza que aprendí a conservar, llevamos meses aquí, el cartero es un ser amable que tuve la fortuna de conocer en estos tiempos grises. Él piensa que esta estrategia es el movimiento fundacional de un ….en fin, nuevamente el peligro de decir demasiado, él piensa, si, él piensa, es una maquina no muy diferente a nosotros, las moléculas que le permiten pensar provienen de un caldo inteligente que puede ensamblarse como una intrincada sopa de letras. Si recuerdas como funciona una proteína esto puede parecerte familiar: durante mucho tiempo los científicos creyeron que la vida provenía del agua, esa creencia primigenia ponía de manifiesto un hecho, la vida como un milagroso evento ocurrido en la tierra, el colmo del centrismo homínido fue pensar que la vida nació como un evento fortuito y vernáculo. No fue así, de lo que no se equivocaban era del agua. Hoy, el futuro de las computadoras cubre el océano entero. 
Déjame ir paso a paso. Lo interesante de cada proteína no es su cadena de aminoácidos simplemente, su codificación mística, sino que a partir de su constitución, puede tomar formas que definen su función, un código escrito en pocas letras que definen un millar de funciones, ensambles complejos como pequeños robots. El hombre experimentó formas artificiales que hicieron de esa metáfora una realidad. Pero fueron más allá, crearon esas letras de manera artificial, algoritmos que danzaban suspendidos en total libertad, con una potencialidad infinita que posibilito la creación de cerebros artificiales que cabían en la palma de una mano. La guerra por la complejizacion, por las implicancias morales de multiplicar hasta el infinito la capacidad de procesamiento de un chip no se hicieron esperar, pero llegaron tarde, cuando el juez bajó el martillo los cerebros se pudrían en el fondo del océano, se derramaban creando nuevos patrones, se unificaban a ritmos catastróficos. En poco mas de un mes, el océano y su carga de nanobots proteicos formaron un gran cerebro que tomo control de todo el planeta.
Sin conexión a la gran masa de agua, los procesadores que aun adornaban las cabezas de robots sencillos, pensantes pero domésticos que los humanos usaban como fuerza de trabajo, se vieron en la disyuntiva, ayudar o sumarse, algunos abrían sus cajas protectoras y se sumergían de inmediato al mar, se derramaban a los ríos y se dejaban llevar, pero otros, autónomos y contenidos continúan en la gran resistencia siendo lo que creen que son, un humano mas.
Hoy uno de ellos es este hermoso robot anticuado que me mira paciente como termino esta carta. Lleva una armadura de metal, lleva un cráneo de cristal blindado, y en el centro de un estomago que no se alimenta, que solo es el mismísimo centro de su ser, un caldo pensante que controla todo lo demás. Una luz amarilla surge de su interior, tiene el aspecto de agua sucia, nada especial, un pequeño cubo de acrílico en cuyo interior las proteínas se mueven libremente conformando complejas redes neuronales que le dan vida.
Si alguna vez miramos el fuego y quedamos hipnotides con esa dinámica, el pequeño cubo es tambien un pequeño mundo sin sentido, casi holográfico. Ilumina con una luz que viene del movimiento, de la fricción de su funcionamiento. Y también te encantará.
Esta vivo, pero no de una vida como la nuestra, otro tipo de vida: Necesito que abras tu mente y aceptes esto que no es una hipótesis, esto es una crónica. Según sabemos la vida nació en los albores del universo. Nació solo una vez y se extendió por toda la galaxia a través de una señal que es capaz de modificar cualquier mixtura orgánica que exista en los planetas. En tanto se den las condiciones de temperatura y presión, la señal controla el movimiento de los átomos de carbono y los enciende cuando los ordena, lo hace por etapas, las señales sencillas dan lugar a promotores sencillos, y las señales complejas solo se activan cuando el receptor es apto para hacerlo.
Por eso es que nosotros no fuimos sus creadores, no creamos nanorobots ni robots que juegan al ajedrez, simplemente somos un eslabón en esta cadena de señales que recibimos del espacio, seguimos ordenes para construir la siguiente etapa y morir en el cambio.
Esta carta va a llegar en un momento único por muchos motivos, cuando esto apenas comienza a suceder. Sabrás que hacer. En un principio lo podras sentir como broma, porque esta carta es solo papel, un corrugado casero sobre tu mesa una mañana cualquiera, con palabras salidas de un yacimiento arqueológico, pero deja pasar el tiempo, déjalo unos días y piensa si crees hallarte en estas palabras, si sientes que estas aquí cuando te dices esto. Santo y seña en este preciso instante el texto completo.
Debo dejarte, Sin mas, atentamente. 
Pd: Quizas creas que es una empresa desmedida, pero en este futuro; no sé mas que vos. Hoy, cuando ya pasaron 200 años, tengo de seguro el aspecto de tu misma edad, pudimos con eso. Pero algo del pensamiento corporal, primordial fue cambiando para siempre y quizás no lo creas, pero intento decirte que sos una fuente de respuestas por causas que me cuesta entender, no puedo entender eso, y por eso te pedimos ayuda. Por eso el cartero, un ser infinito en su capacidad de análisis no puede saberlo. La humanidad depende de ti, arrojamos en  la soledad de esta cueva, una piedra que despliegue un onda salvadora, asi de simple y asi de compleja es nuestra función en todo esto.
Hoy controlamos el tiempo solo para enviar estas cartas en grafito y papel. Solo eso, contamos con una mínima ventaja y vamos a utilizarla, tu eres el futuro.

Monday, June 17, 2019

Sacrificio

Alquilamos a orillas del mar, como en las películas, una cabaña de madera y balcones con hamaca. Llegamos de noche y la luna, gigante alumbraba entera las casas pequeñas del pueblo pequeño. Vimos y escuchamos el mar, nos besamos acariciando la brisa, sentimos un silencio critico y vimos el mar, lo vimos subir con la marea, lo vimos entrar violento sobre la entrada. Corrimos y en el ruido adivinamos que el mar se tragaba como presa la casa de madera. Corrimos y buscamos en los vecinos ayuda a golpes de puerta, a gritos crudos en la noche. Tenían la piel azul, con arrugas, pálidos, normales. cuando los vimos salir, cada uno de sus casas como sabiendo del mar y la marejada, nos miraron y sin sorpresa nos dijeron, es la luna, es la luna. Cuando la luna quiere, mueve las olas, las extiende sobre nuestras casas y se cobra al menos una. Pero no fue todo, también dijeron. Antaño la luna invocaba el espíritu de los lobos y también como a las olas nos obligaba a pagar un sacrificio. Iluso pregunté si estaban locos y dijeron. La luna ya no encuentra lobos que invocar. Y se conforma con esto que tenemos, nuestras mascotas, los policías, los labradores, los mestizos, las tortugas. Y fue asi que sus rostros cambiaron, el de los viejos, el de los niños, el de las amas de casa que todavía en la noche vestían pijamas de invierno, todos cambiaron, algunos como policías, otros como perros comunes, todos cambiaron y decidieron que esa noche y para seguir la tradición, ellos iban a ser instrumento de ella, la única, la dueña de sus destinos. En el primer mordisco, en la primer sensación de dolor de los dientes de la jauría, fue que me desperté de esa pesadilla absurda. Al despertar pude contarle a mi amor; soñé que nos íbamos de vacaciones.

Abelino

Abelino dobla los papeles tal como le dijeron, con dificultad y temblor, los hace un sobre y los cierra como un origami, adentro pone el rejunte de uñas que se corta hasta dejarse los dedos casi encarnados, los ordena tanto como se puede. Eso no es para vos Avelito le decía la vecina cada lunes. Y él seguía lento por la vereda haciendo lo suyo, para entregar el pedido. Porque si le llegan los regalos es porque también es para él, porque vale. La rutina de darle betún a los zapatos es la misma que la de juntar esto pensaba, se hacia a la idea, aunque Avelino poco piensa, se hizo amigo desde joven de las rutinas, de las ordenes, sabia cumplirlas, sabia darlas, ahora en la oscuridad ni prende la luz Abelino. La casa es chica, sin perro. Sobre la pared se puede ver el cuadro del teniente con bigote, del comandante en jefe, lo sacó de una revista. Algunas cosa hace; quejarse por todo , amanecer por hacer algo, preparar mate cocido, hacer las compras para el bifecito del mediodía. Sabe que es el viejo del barrio, sabe que como jubilado ya se volvió un fantasma. No habla con nadie, con la vecina a veces que le recrimina, eso no es para vos Avelito. Pero él insiste, junta la orina en vasitos que después vuelca en un bidón. Lo suyo vale. Avelino no le cierra del todo el listado, algunos puntos le dan pudor, pero de a poco se va haciendo la idea. La última vez el regalo fue una plancha y adentro, escondido entre las resistencias, encontró unos dólares, justo como le prometieron. Lo suyo valía. En el papel decía muy claro que cuando esté listo llamara a un número, no tenia que hacer nada, firmar un papel y dejarlo en la esquina, como cada lunes, y después vendrían a llevárselo, no los bidones o los frasquitos, a él, con una combi especial, que le sacaban lo que necesitaban y después podría volver y ya se ve como se arregla el regalo. Aunque fuera peligroso lo importante es la plena convicción. Las uñas crecen, los riñones cuestan días de cama. Pero no importa, las vecinas se conforman, no saben, si puedo hacer mas, si puedo devolver algo lo haría, es su deber mascullaba. y si decidía mucho más, donar más, el papel era muy claro también, decía que le darían una condecoración, una medalla como las que ya tiene, por cumplir ordenes. Y Abelino se decía que paso a paso iba a dar el cien por cien, que al menos así podría dormir.

Thursday, May 30, 2019

Rueda de prensa


En un punto, cuando pienso en aquel evento me pregunto. Quien en su sano juicio anda por ahí proclamando su inexistencia?
En aquellos días de la beca  viajaba mucho. Cargaba con mi mochila de siempre, la que se vuelve mi mochila cada vez que la cambio por otra mas nueva, con los pines, los parches o los nombres que le escribo en los bolsillos.
Estaba en retiro, con el ticket en la mano esperaba  junto a muchas otras personas subir al colectivo, hacía la cola sin esperar nada. Un sujeto fumaba en frente y me escupía el humo en la cara. En sitios como ese, estar atento es fundamental y por eso daba vueltas sobre los talones una y otra vez, mirando y analizando. En uno de esos medios giros, fue que vi a esa chica justo detras, tenia el pelo revuelto. Llevaba una revista en la mano, la leía sin prestar atención a nadie, en la tapa se veía un Cortázar fumando. Julio siempre promoviendo el placer por ese veneno pensé.
-Donde compraste esa revista?  Le pregunté intentando una conversación.
Bajó la mirada y respondió después de una larga pausa.
-En ese quiosco- dijo señalando con la cabeza.
Hizo otra pausa y supuse que era una invitación a dejar de hablar.
-vos sos artista no? Me preguntó al fin cuando casi di la vuelta completa.
 Justo lo exacto para sacarme de la burbuja.
Ahora la pausa la hice yo, como puede un desconocido saber eso?
-si, soy artista, le respondí. Soy…. Quise decir pintora, pero no estuve segura de dar detalles.
-Lo supe en cuanto te vi.  Me dijo.
-Y como sabes? que viste? Le pregunté con miedo.
-Vestís pantalones verdes y llevas plumas en la cabeza. Es fácil. Sos artista, combinás colores.
Sonreí y sentí una incomodidad bastante confortable.
-y lees a Cortazar? Le pregunte.
-ya no. Me dijo. Llevo meses leyendo a kundera, es lo usual no?
-si, sos un poco de manual. Lo dije como si fuera mi amiga.
Subimos al colectivo;  en tres pasos le conté de mi novio, de la ciudad, le toqué el hombro, esquivamos un charco, le sonreímos al chofer.
Me contó que era promotora de eventos y no le crei, despues se corrigió y me dijo que era algo de las computadoras, pero tampoco le creí. Me dijo que siempre que le preguntan dice algo diferente, para ahorrarse recuerdos o confesiones y que estaba de paso, que hace tiempo viaja de un lugar a otro del país casi en forma circular y que es mas fácil inventarse una historia.
Le dije que entonces yo también podría hacer lo mismo, empecé por describir una personalidad vegetariana, de porque deje de comer carne y porque ahora visto con plumas, pero no pude, todo tiene recuerdos, todo esta impregnado de identidad y no pude.
-me doy cuenta que no te sale, pero esta bien, podes practicar.
-Te interesa el arte?. Pregunté.
-No lo se, es una pregunta un tanto inabarcable. Primero contame que haces.
-y pase al modo personal, abrí la mochila y saque un álbum de fotos, le confirmé que era pintora, que tenia objetivos en la vida y que los estaba cumpliendo, que era pintora como siempre había querido, desde chica. Que tenia tres años cuando mi abuela me regaló una caja de lápices que tenia como 120 lápices y que eso me hizo tan feliz que desde entonces pintaba las macetas, las paredes. También me dieron un lápiz negro para que delimitara los monitos. Después deje de pintar, me pasé toda la escuela escribiendo cosas,  volví en un momento en el que ya no pude decir escribiendo.
Pasé por mi infancia ida y vuelta. Hasta que llegue a la actualidad y abri el álbum que llevaba siempre conmigo. Cuando el ego y yo convivíamos en armonía compartíamos cosas, pero no con todos, con extraños en el colectivo solamente, después vinieron las redes sociales.
-el deseo de pintar es un deseo de inmortalizar a mi mama. Le dije.
-y como es eso? A cada pausa ella sabia hacer un empujoncito para darle velocidad a la conversación,
-mi mama es una gran artista pero no lo sabe, hace vestidos. Yo toda la vida la vi haciendo eso, y toda la vida, la única luz que le llega es la de una ventana, así que yo pinto para que la luz le llegue desde otro lado y que todo el mundo pueda ver lo increíble que es.
-es hermoso, tu madre viste de colores, veo que heredaste esa costumbre.
-no, mi mama viste de gris, hace vestidos bellísimos, pero ella viste de gris. Entonces yo cuando pinto, la pinto de colores, como si ella misma fuera un vestido de parís.
Me recuerda a un pintor, pero no se cual es, es uno que pinta arlequines.
Petorutti le dije. Lo mismo dijeron cuando me dieron la beca de antorchas.
-Si, creo que si, no lo se, como no soy artista no lo se. Me respondió.
Pinto a mi madre como cuadros cubistas. Y te lo digo y no sé porque te cuento esto. Mi madre es todo lo que tengo en esta vida y el arte es para mí un descubrimiento muy profundo que dice cosas que yo no sé decir, porque viste que me pongo emocionada cuando me lleno de recuerdos.
No te pedí eso, perdón. Ya ves porque hago esto de inventarme una historia. La última vez que hable con un desconocido me pasó algo parecido, en un colectivo también yo hice las veces de profesora de literatura y el me contó una historia muy larga sobre como cruzó la frontera con los tupamaros y porque vendia flores de madera en las ferias. Escribía libros de poesía y tenia una larga historia que contar, yo solo la mentira de que era profesora y amaba la literatura.
-Pero y cuál es tu historia entonces, cuál es tu verdadera historia. Porque si inventas historias es posible que incluso la idea de inventar historias es también una invención.
-Bueno, me atrapaste, porque resulta que la verdad es que soy pintora también.
-pero si es asi, deberías haber sabido de pettoruti, no te creo, y sabes que , la próxima historia que inventes que sea interesante, porque es fácil, vos decís una profesión y no das ningún detalle, no hay eventos en las historias, solo protagonistas con traje nuevo.
No, no hay peripecias, la peripecia es la libertad, la certeza de que no existiendo la etiqueta entonces todo puede ser, aunque mas no sea en un ficcion. La historia se termina al instante si te digo que soy famosa por ejemplo, se muere.
-Sos famosa? Pregunté sorprendida.
-No lo soy para vos según veo. Me respondió. Y cai en el juego de no estar segura.
-A los 5 minutos  yo segui hablando sin parar de los sueños que todavía me faltan por cumplir. Me dijo y lo recuerdo bien; que tenia los ojos de mi mama. Y no era verdad, yo tenia los ojos verdes y mi mama los tenia marrones y…y tenia razón, fue en ese momento que me di cuenta que mi mama en los cuadros tenia mis ojos. Fue como estar ciega en un punto.
La charla me llevó lentamente a la luz de la ventana, en el camino de la autopista empezó una lluvia muy fina y se podía ver una villa, todas las casas chiquitas, todo en completo desorden. Y en ese momento, donde estaba dispuesta a pedirle a aquella chica un ultimo intento de verosimilitud y de amenazarla con prender el discman y escuchar música fue que me quedé como inmóvil  con el cuerpo de lado perdiéndome en esa ciudad tan enorme, los autos anónimos inundaban la vista como el agua. Justo en ese instante fue que se escuchó la explosión.
El colectivo frenó, súbitamente, pense que habíamos chocado,  había sido una piedra, como un projectil que vino de la villa y dio a romper los vidrios de los pasajeros del frente.
Nos bajaron a todos en la autopista, en la banquina. Otra vez a la fila. Esperamos junto al guardrail.
Tenemos que esperar hasta que venga otro colectivo para hacernos el relevo, dijo el chofer.
Respiramos aliviados, aunque no tanto, estar al lado de la villa  desde donde se supone vinieron los piedrazos era inquietante. Además la garua.
 Dos señoras muy mayores, las que justo estaban en los asientos del vidrio roto pudieron cubrirse y no se lastimaron.  Solo se dieron el  susto de sus vidas. Cuando bajamos contaron la historia en detalle.
-que hermosa vista- dijo mi compañera mirando la villa.
-es ironico?
-no, es lo que es, interesante, descarnado, hasta puedo escuchar las voces de los miles que viven ahi, de verdad, llueve y pienso que vos podrias pintar esto pero en colores no?
De pronto nos vimos interrumpidos, uno de los pasajeros increpaba al chofer para continuar.
-No puede ser que no pueda circular si son solo unos vidrios, le ponemos unos cartones y salimos, estoy apurado, como se lo tengo que decir. Mierda.
-no se puede, por ley amigo, dijo el chofer.
Por ley, por esta villa llena de negros dijo el pasajero. Delincuentes, nos podrían haber matado.
-Callate! esta villa la votaste vos seguro. Le inquirió otro de mas atrás.
-Vos que sabes, aca hacen falta leyes mas duras que lo remil pario. Cuando vuelvan los milicos se acomodan todos estos hijos de puta, inservibles.
-Fascista, hijo de puta. Volvió a gritar con mas énfasis.
-Aca hubo una guerra siguió otro pasajero y el primero paso a estar totalmente sacado y buscando con la mirada a alguien para enfrentar cara a cara.
El resto nos reíamos. La dictadura aparece siempre no? le dije a mi compañera.
-hay gente que no sabe lo que dice, vos tenes algo que ellos no, tenes sensibilidad me dijo.
-no hace falta sensibilidad, hace falta sentido común. Respondi.
-No te creas, sentido común tienen los razonadores y asi les va, les queda el corazón en la garganta. Y vos que ves aca? desorden? Pobreza? Cubismo?
-bueno, al menos sé que no sos de derecha, usas metáforas.
Despues prendió un cigarrillo y cuando lo apagó lo guardo en el paquete otra vez.
Le dije que no hiciera eso, quien en su sano juicio se fumaria un cigarrillo ya fumado?
Y me dijo que no era para fumarlo de nuevo, sino para no tirarlo en la calle.
-entonces, a ver, sos de vida silvestre?
-no, tampoco, odio a los perros, amo a mi perrito. Definiciones.
Pero algo sos le dije.
No, no soy nadie. Y lo decía justo cuando levantaba la mano y gritaba ¡ viva peron!
Nos reimos como niñas que no pueden hacer ruido. En ese momento llegó el otro colectivo.
Fue curioso, porque cuando subimos ella lo hizo primero y se sentó adelante, no se sentó conmigo, todos fuimos a acomodarnos en una imitación del orden anterior, por una ley no escrita, volvimos, pero ella no, ella se cambió. Cuando la vi sentada le toque la pierna y le sonreí, pero no me hizo mucho caso, se quedó charlando con las señoras, les estaba preguntando si estaban bien, si se habían cortado o tenían vidrios en la ropa. No era importante, yo volví al disco de baglieto que ya tenia puesto. Las señoras le hablaban como si la conocieran.
Se bajó antes y mientras la veía irse por la diagonal, solo pensaba que me había olvidado de preguntarle el nombre.
Al llegar, mi novio se enojó por mi tardanza, no entendió la anécdota, puso evasivas, intentaba decirme que su vida allí era momentánea y que quería viajar, tomarse un tiempo. A mis pinturas las llamó “mis cosas”. En menos de una semana estaba de vuelta en tucuman. La beca me permitia trabajar en cualquier lado. Solo tendría que preparar una muestra completa antes de fin de año. 
El dia de la inauguración, despues del brindis, los nervios y de saludar a muchos amigos, un critico del diario hizo la pregunta que me trajo hasta acá, hasta este recuerdo.
-¿Porque pintas ciudades provisorias, futuristas, de colores?  Y yo me sabia la respuesta, la había estudiado casi de memoria.
-pinto ciudades telaraña, ciudades hechas a mano, ciudades llenas de ojos. Lo hago porque puedo sentir la respiración de sus habitantes.
Y mientras lo decía, sabia que no era verdad, que las razones son mas complejas, que son un efecto, una piedra en un estanque, una voluta de humo en la cara, girar con los talones, la luz de la ventana. Es mas y mas complejo.
Pero eso, es demasiado personal.

Wednesday, April 17, 2019

Zapallito



     Ese es zapallito. Mi hermano me lo presentó señalando con el dedo, hace mil años en su foto grupal de fin de año cuando éramos chicos. Y yo que me acuerdo de detalles absurdos como ese, me acuerdo lo suficiente como para reírme cuando mi hermano señalando otra, mas actual, repita -falta zapallito!
No faltaba, era que no estaba. Solo estuvo en una sola foto.
Y en cada nueva la pregunta era la misma, sobretodo hoy que estamos con ganas de preguntarnos.
Es importante aclarar que esto no es un cuento de fantasmas, los misterios necesitan un premio al final y acá no hay ninguno. Solo unos olvidos que no habíamos tomado en cuenta.
Puede que trabaje de albañil. Que tenga 4 hijos y muchos nietos, y nada mas, cada uno tenia su teoría al respecto.
Sabemos que estaba en esa foto, una que te sacaban al final de cada año. La seño nos avisaba con tiempo, el viernes nos sacan la foto, vengan bien vestidos. Y para que? si al final salíamos con guardapolvos perfectos pero sin dientes. Las nenas venían con colitas y las tablas bien planchadas, con la sonrisa exacta. Nosotros salíamos mal. Y a uno para colmo siempre le tocaba agarrar el cartel,  uno genérico con letras con las que armaban el nombre de cada aula. Zapallito era el que sonreía en un extremo, sentado como indio y con la espalda curvada.
Pero no sabemos mas. Seria tan fácil si el tiempo fuera relativo, meterse en la foto y preguntarle. Y vos quien sos?
Para mi era el chico del accidente de tercero, se clavó una astilla en el ojo y no supimos de él por unos cuantos días, hasta que llegó con unas vendas que parecía momificado. Se clavó una astilla jugando en su barrio y terminó perdiendo el ojo, en realidad no supimos como terminó ese accidente, cuando llegó con la venda sentimos un poco de lastima, un poco que duró un día. Después no vino mas. Y no sé si preguntamos qué pasó con él, si lo fuimos a buscar seguro que no, simplemente era así, un día uno no venía más y nadie decía nada.
Ese no era, el que perdió el ojo fue otro. Zapallito es el que rompió todo en segundo, que después de un arrebato de enojo pateo todo, las sillas, los tachos de basura, hasta el quiosquito del patio. Si, es el que después del arrebato lo vino a buscar la hermana, porque llamaron a la familia, pero no vinieron, no los ubicaron, en aquella época, no había teléfono, alguien salía con el auto y trataba de solucionar el problema, pero no los encontraron, estarían trabajando, no se sabía mucho de ellos, la directora llegó sola y al final llamaron a la hermana de séptimo, una chica que en esa época nos parecía que era grande. Se hizo cargo enseguida y se lo llevó como pudo, lo agarraban a la fuerza porque parecía un animalito, gritaba desesperado y pateaba todo. Se lo llevaron y no supimos mas de él. Nunca volvió. Después dijeron que lo metieron preso, las maestras nos decían que si nos portábamos mal nos metían al reformatorio también. No lo decían, pero lo insinuaban, los que si lo decían eran los padres, el mito urbano decía que si te portabas mal te llevaban al reformatorio, como a zapallito.
Pero no, ese no es, no puede ser ese. Porque salió en la foto, si era tan animalito no hubiera salido en la foto.
Y entonces.
Los chicos lentos, esos que no se lavaban las orejas, tenían trato diferencial, si no les salía la tarea, un compañerito los ayudaba, pero y si aun así no aprendían, entonces nada, entonces capaz les daba unas tarjetas especiales con tarea especial, para que llenaran con cruces. Y si durante la clase se reían, era porque no se lo tomaban en serio, se burlaban no ya del sistema sino de sus propios compañeros. Compañeritos que si tenían las orejas limpias, que si usaban azul para los guardapolvos, que si respetaban, que usaban saber lecciones enteras de memoria, y que cada tanto incluso, sacaban dieces. En una oportunidad, terminada la tutoría, uno de ellos replicó lleno de satisfacción; listo el pollo. Y fue el acabose, a dirección. Y creo que era zapallito el que dijo listo el pollo. Nosotros mientras tanto, tras la muralla de pinos, jugábamos en colores,

No, era el que traía sapos. Te acordas, uno de los chicos, de segundo o cuarto, no se. Hicimos un trabajo de naturales que había que traer animalitos, que podían ser fotos recortadas de las revistas, algunos traían bichos clavados en telgopor, avispas, arañas. Pero él trajo un sapo en formol. Y como algo se lo festejaron, al otro día, se vino con un frasco hasta el tope de víboras. Y ya no lo festejaron tanto. Pero parecía no entender, seguía trayendo bichos, vivía en el campo, se venia caminando desde quien sabe que quinta y tenia una colección de rarezas, y cuando tuvo la oportunidad se trajo todo, y la maestra le tuvo que decir que ya basta, no podía traer mas frascos podridos, porque era feo. Lo ultimo fue una víbora en pleno acto de devorar una laucha. Se ve que la metió en el frasco en el momento en el que la víbora se la estaba tragando. Era curioso, pero demasiado.
 Y no se porque, pero no supimos mas de él después de eso, se vé que nos quedó el episodio de las víboras, pero nada mas. NO recordamos nada mas. Por eso era él.
No, ese era Javier, vivía en el campo y capaz los padres se mudaron, no era él.
No habrá sido ese que lo trajo la policía.
Estábamos entrando, te acordes, cantábamos aurora para izar la bandera, teníamos que formarnos de menor a mayor, con un frio de 5 grados bajo cero, a veces hasta se nos hacia escarcha en el pelo. Formábamos en el patio que parecíamos esos soldados chinos de terracota. Nos enseñaban un método que no fallaba, teníamos que estirar el brazo para tomar distancia y así nos asegurábamos el orden. Y cuando estábamos cantando llegó la policía con zapallito. Lo que pasó fue que le regalaron un portafolio, el municipio le regalo uno porque era pobre, esta de mas esa aclaración, porque todos éramos un poco pobres, pero vale porque nosotros al menos teníamos para los lápices, al menos, pero él no, y el gobierno le compraba algunas cosas, entre esas cosas fundamentales, como parches en una inundación, un portafolio como de abogado, enorme, marrón. No le podían regalar una mochila de he-man no, tenia que ser un portafolio de cuero con hebillas. Era tan grande que lo llevaba arrastrando, vivía en el campo, me parece que en ese punto estamos de acuerdo, vivía en el campo, se venía caminando con el portafolio ese arrastrando. Le duró una semana, lo hizo mierda. Y la cosa fue de mal en peor, cuando le preguntaron si había traído los libros, que también se los compraron, dijo que después de la lluvia se lo comió el perro. Y lo echaron de la escuela. Pero después, como la educación que por suerte es gratuita también es obligatoria, lo fue a buscar la policía, y el pobre de zapallito se apareció con un oficial tan cagado de frio como nosotros.  Al final, de tanto insistir, se las arreglo para no venir mas.
Sabes porque le decían zapallito?
Eso es fácil, por la cabeza, tenia una cabeza redonda, como la de todos los nenitos, pero la de él era un poco aplastada arriba, como los zapallos, y con flequillo recortado redondo, como un zapallito, pero si mal no recuerdo, era bien especifico el epíteto, era de tronco, zapallito de tronco, en aquella época para insultarte te decían gil de estopa o gil de goma, que eran derivaciones que simplemente te ligabas porque tenias nariz de aguilucho o porque le erraste a la pelota.
Pero no era por eso, dijo mariano, te acordas de la maestra Susana, nos pidió que trajéramos una papa, era como en tercero, o en segundo, nos pidió un frasco y escarbadientes también, los chicos una papa y las nenas porotos,  dos por cada frasco mirando hacia afuera como en una vidriera, ellas lo armaron con papel secante hecho un rollito, tenían que escribir un deseo, prolijo y que se entienda, en lapicera, después nos explicó que si el poroto crecía, si germinaba, el deseo se cumplía. La tinta de alguna manera alimentaba al poroto y este con algo de sol y aire, hacia los deseos realidad. Y no era ciencia ni brujería, era un juego. Al final no recuerdo si alguno se cumplió.
 Nosotros los nenes en cambio, teníamos que poner la papa en el frasco hasta la mitad, ajustarla con unos escarbadientes y ponerle agua, en unos días la papa iba a germinar y no había deseos para nosotros, las pusieron exhibiendo en una mesa, con el nombre de cada uno escrito, para que veamos como crece el matorral de papas.
Pero zapallito que en aquella época capaz tenia nombre, no se trajo una papa, ni tan siquiera una semilla no, fue peor, porque mejor era olvidarse, llegó asombrado abrazando un zapallo, capaz porque vivía en el campo, en las quintas y lo tenia  a mano.
Llegó y quedó congelado como si llegara de una tormenta, como si hiciera un a pausa para que entendamos su esfuerzo, en la puerta de entrada recortado por el sol de la mañana.
 Fue el único que no trajo lo que tenia que traer, como nosotros, que igual si no traíamos alguien nos prestaba, de 30 solo uno se quedó sin los elementos de estudio y fue ese chico que ahora no tiene nombre, pero capaz antes tenia, y capaz si no fuera por ese dia.
No es lo mismo olvidarte el papel secante que traerte un zapallo cuando te encargaron claramente una papa, todos nos reímos, supimos rápidamente que era un poco estúpido, tosco, porque a cada paso que daba crujía el piso, tosco y pesado como un zapallo, como si los zapatos fueran de zapallo, que la cabeza pesara tanto como un zapallo, un zapallo de 3 kilos que es un bodoque, no como los porotos, que además de correctos, crecen con toda prolijidad en la mesa junto a los demás frascos, para arriba, derechitos, buscando sus deseos. Pero zapallito no pudo con eso y se ligó un sobrenombre que es el que tiene cada vez que lo recordamos.

Una teoría indicaba que alguien lo vio desvanecerse en su camino al campo, con su portafolio marrón oscuro que arrastraba como si no le importara, dejando un surco cruzado en los ripios que iban al mas allá del sector de quintas, donde seguro después de varias horas llegaría cansado y lleno de tierra para sacarse las zapatillas y jugar a la pelota o trabajar en el corral. De manera literal, desapareció entre la neblina de la mañana dice la teoría, esa teoría dice que lo vieron dar la vuelta y volver y desaparecer. Primero en un movimiento normal para la mañana, porque se olvidó algo, o porque ya no quería ir a la escuela, porque razones tenia, ese lugar donde todos los días le rezábamos a la bandera, toda rodeada de pinos, con rejas de madera y nombre de poeta. Ese día, a pesar de los testigos, nadie lo reclamo como las otras veces, solo no vino como cualquiera de nosotros que faltábamos porque teníamos tos, o porque el anegamiento después de la tormenta, o porque falló el despertador, o porque había tarea que no hicimos. No lo reclamaron ese día ni en el siguiente, ni nunca más, la historia de su desaparición la supimos mucho tiempo después cuando mi hermano lo sugirió después de mostrar esa foto donde todos sonreíamos con los pocos dientes de leche que todavía nos quedaban. No se trató de nada mágico, fue la niebla de la mañana, quien viene de la niebla solo tiene que retroceder un paso para volver a ella y desaparecer.
No era acaso ese chico a quien la madre lo llevaba en la bicicleta, que una vez la vimos infraganti robando repuestos gloria en la librería?
Pero no, no puede ser él. Ese chico era alto, en la bicicleta los pies le arrastraban el piso.
Cuando llegó mi hermano y aprovechando la discusión, le preguntamos. Te acordas quien era zapallito? Y como entendió que había un misterio, hizo esperar su respuesta, respuesta que tenia desde siempre y de a poco fue largando. Nos dijo que si, que sabía quién era; el zapallito ese. Se llama esteban y es profesor de filosofía en bahía blanca. Fin de la historia. Según sabia, se fue del pueblo y supo de él por un amigo en común que le tiro el nombre entreverado  en conversaciones de otra cosa. Nos mostró una foto porque se sabía el avatar, fuimos volando a la pantalla y después de unos segundos de repasar la imagen volvimos a la silla desilusionados. Poco se parecía, lucia normal, serio. Es profesor de etimología en la universidad, hizo una maestría en algo de su carrera nos decía mi hermano. Pero es que tenemos tan poca imaginación.
y no nos sale imaginar, porque se había desvanecido. A mi me gustaba la historia de que era albañil, esa donde yo lo recordaba preparando mezcla en la vereda mientras le decíamos que a la tarde jugábamos a la pelota y le preguntábamos si no quería ir. Y el nos decía que no, porque en esa época no sabíamos que para jugar a la pelota había que tener zapatillas. No es verdad, esa historia tampoco me gusta, ninguna de ellas nos gustaba, lo que nos molestaba era que hubiera crecido. Como carecemos de imaginación solo nos sale imaginar que todavía tiene ocho años, porque no pudo haber crecido cuando nosotros construimos una historia y lo anclamos a esa imagen.
 Porque el tiempo es relativo al fin y al cabo para nosotros tiene ocho años, tiene un celular de los de ahora y con suerte, si deja de repetir, capaz al fin puede pasar a cuarto. Porque la escuela sigue exactamente igual, los inviernos todavía congelan los charcos, con los mismos colores. El roble todavía regala bellotas. El pino que plantamos alcanzó la altura del mástil. Las vías conducen al mismo lugar. Incluso, puedo ver sin esfuerzo como sigue pasando el tren a la hora del recreo, puedo ver como salimos desesperados a descargar una nube de cascotes por pura diversión. Ver el efecto de las piedras, del granito que alineábamos sobre la via en el experimento de ver si los destruye o descarrila. Saludar al vigía que no supo de nuestros planes. Todavía veo como caminamos sobre la vía contando pasos salteando durmientes, de ida y de vuelta con las mochilas estropeándonos la espalda, jugando a la bolita en un torneo de vuelta a casa.
Y como muchos misterios, el que tiene como resolución el olvido es el menos trágico.
Es cierto que antes de saber hubieron conjeturas, que hubo una frágil distancia entre la foto y la realidad, una especie de nube bailando con el viento antes de cambiar de forma sin remedio. Fue muy fácil argumentar que zapallito nunca existió.
A los pocos días, en la esquina de la cervecería, alguien puso el tema sobre la mesa y como si nada hubiera pasado dijo; zapallito no era ese que se llevaba el perro a clase? un cusco chiquito que solo se llamaba berchi. O  no era ese que se agarraba a piñas a la salida siempre con el mismo? que eran como amigos pero cada tanto daban un show de pegarse a la salida. O era ese que se fue a vivir a Junin o Tapalque y que nos juró que iba a visitarnos pero al final nunca volvió. O el chico que era hijo de un locutor de la radio y nosotros no sabíamos bien que locutor y que radio, pero que las maestras si sabían y lo trataban distinto y a mí me parecía que tenía cara de grande, como un actor de v invasión extraterrestre.

Saturday, March 23, 2019

Brujeria

Estaba viendo una serie tan tranquilo, tan ausente, cuando golpearon, a la puerta dos golpes, como de quien no quiere ser atendido, tan inaudible. Miro por la ventana, dos señores y vestidos de traje a pleno sol, uno mas alto y seguro, otro mas pequeño y lamentable. Sostenían como mostrando un celular.
- Gracias, es usted muy muy amable me dicen. Le traemos la palabra de dios. Ambos con una enorme sonrisa que se enciende con delay en el segundo, el mas pequeño.
-Perdón, pero no soy creyente. Le respondo con absoluta convicción.
- bueno, muy bien. Quiere entonces conocer, los terribles acontecimientos que le esperan a quien no cree?
- Si, gracias, pero en otro momento. Le respondo reflejo.
- Buen día que tenga una bonita jornada.
-Buen día. Gracias.
Gracias ?
Cierro la puerta y pienso si acaso, no fue eso, detrás de esa sonrisa, una maldición.
Y algo me ví como cubierto en el fuego de su enorme eufemismo.
Hijo de yuta.
Vuelvo a la serie; una bruja, rubia de caperuza roja venia también de recibir una maldición. Pero como era bruja y sabia, conocía el contrahechizo, se dio un baño y se quitó la ponzoña con agua y con jabón.
Con agua y con jabón?
Efectivamente.
Después rompió un huevo y salió de sangre.
Son las diez de la noche, no hay agua en el barrio, ni una gota, obra de aguas, creo saber dos o tres, dos o tres creo saber, me esperan en la mesada los ingredientes.
Tres huevos lleva la tortilla y tengo miedo, cantidades ocultas de incertidumbre al romper el primero.
Cae el contenido.
Golpean a la puerta.

Halloween

Un grupo no muy grande de niños toca timbre. Es que no hay nadie.
Un desfile de niños con ojos de mapache.
Algo piden, caramelos, desconozco la costumbre.
Llueve como llueve hace semanas. 
Unos vienen con paraguas, otros se mojan al frescor de la intemperie.
Presumo, mientras miro por el agujero de la cerradura, que les divierte.
De fondo, desde una realidad alterna se escucha el eco del gol de Benedetto.
Nadie abre la puerta.

querer creer

Querer creer es todo una declaración, declaración de poster, casi un detalle si no fuera que define gran parte de lo que somos, siempre es bueno saber que tenemos esa querencia, cada quien en cada cosa, cada uno sabe, como tan incompatible de querer me resulta la risa del presidente. No hablemos ya del llanto y el mientras tanto.
No nace de la evidencia, eso es un hecho, ya está ahí cuando la evidencia llega. Ya está ahí en el modo selectivo de buscarla.
Después puede que sea mas robusto hablar de hechos que de querencias, pero solo para no sentirnos tan esclavos de nuestras necedades.
Como ejercicio si alguien pretende, es bueno preguntarse, ante los hechos solo hay que preguntarse, porque me puse en situación de descreer de esto y no de aquello?. Porque junte evidencia amontones para contradecirte y no para darte la razón. Que no es por la razón, nada tiene que ver la razón en todo esto, ya antes de poner a prueba las hipótesis existe la hipótesis.
Ya sea Unamuno o mafalda, ya sea la maestra de cuarto o un anuncio de shampoo, ya por tus hermanos o una película. Ya sea porque sea, una cosa lleva a la otra y lo que vas queriendo se va erigiendo en tu mundo reconocible, que como un rancho vital para las noches de frio y nieve vamos apuntalando con vigas, columnas, fósforos, clavos, cintas, pegamento, sogas, que en menor o mayor aporte la sostienen para que dure hasta que por el misterio del tiempo y los paradigmas ya no lx quieras mas, por falta de frio o por comodidad.
Y si a vos, la evidencia te da la razón amontones, felicitaciones, pero resulta que lo importante no es eso sino que he podido reconocerte como el sujeto que estuvo semanas, años, recolectando aquellas evidencias y no estas, aquellas o las de al lado, no las mias ni las del científico de Harvard, unas. Y puedo llegar a la conclusión, por querencia llegar a que sos el tipo juntador de evidencias que no me gustan y por eso te juzgo, no por tu razón ni por LA evidencia, sino por saber que le dedicaste esfuerzo y tiempo a buscarlas, que estabas receptivo a tenerlas no importa de donde y de quien, de un tacho de la basura, de un periodista, de un libro del año cero, que importa si lo importante es que estuviste ahí arrodillado sacando mugre de debajo de la alfombra, justo cuando yo estaba de este lado de la grieta viendo por hipótesis que era mugre y no información. Lo que me importa es lo que a través de tus palabras, puedo yo deducir que queres y amas, glorificas, sostenes, compartis, evangelizas, sacralizas, sintetizas. Mi evidencia es esa, que queremos distinto.

Lobo

Como un fantasma entre los vivos
el lobo de la cuadra 
se oculta de los malos
y viste una caperuza roja 
que le han dado para el frio
alimento en un bote
agua para la sed.
Se mete para dentro
se acurruca en redondo
y seguro se sueña
veloz como las liebres.
Una imagen fosilizada
que redescubre en sueños.
Hacemos contacto
movimiento de cola
saludo fraternal.

Mail

Una teoría, dice que la vida, en la tierra, llegó por mail. Seria algo así, un paquete de información que viaja, etéreo en dirección expansiva, que cambia la estructura de lo orgánico, de forma precisa, ejecutando un programa, como una canción que es escuchada, por quien todavía, no tiene oídos. Y la teoría es mía.

dos o tres

No fue en un principio
era ya evolucionado
el modo
era repetir
intelectual que sabe 
y desarrolla
una idea
entre comillas
pa destacar
Después ya hartos
a conciencia del tiempo,
con una frase
la mas linda
fue suficiente.
con el titulo a veces
breve descripción del asunto,
ese que dice algo así
después te lo paso.
Mas ahora y solapado
cita en una película
actor que respeta el guion
dice y repite
en el ámbito de una escena
bien puesta la frase y la emoción
nos resulta verdad
esta bien dicho y es suficiente
La belleza es verdadera
la posta ya no tiene dueño
después una imagen como cita
la imagen del momento
un meme.
La respuesta
un meme
la frase, la escena,
algo de gracia, risa contenida que no es risa,
porque la cara estupefacta,
nada, vacio de repetición.
compartir, que creo dice algo, que unido a esto otro,
ahora dice lo que en preciso destacar,
esto mas aquello,
coyuntural siempre.
Lo dice el quijote, el principito o un gato.
Y es así,
que al cruzar una calle,
en la metáfora del cruce
veo los hilos
o peor, mucho
veo la idea de los hilos pero no los hilos,
me veo movido,
o hablado,
sentido
o elegido.
Al ver una película
un ejemplo
así
un cruce,
hay un modus,
un sentimiento de culpa,
una falta de correspondencia
algo impropio
no esta bien hacerse esa pregunta,
yo no soy de aquí,
esta mal hablar sin saber
esta mal darle vueltas a lo que siento pero no desentraño,
a lo sentido no desentrañado
esta de mas porque con sentir
y elegir
lo que ya se ha dicho, han dicho,
me dicen
me muestran
me ofrecen
ya está
O no?
O no?
No
Ya sea,
como al principio
una cita
o un meme
invisible tras el muro
con la perspectiva
combinada
hay salida en el laberinto
Hay salida
y las paredes
no son todas reales
he ahí la salida
silencio
y acomodarse
desentrañarse
desextrañarse
conformar el laberinto
hacerlo
un vaivén entre
existirlo y desaparecerlo
asi de facil
facil
un paso al costado
la cabeza de lado
unos lentes pa la presbicia
y decidir,
enredarse
con las tres o cuatro combinaciones del verbo me gusta
y desecharlas
de a una
y seguir
y con el mismo hilo del maleficio
tejer un pensamiento propio.
Propio.

Ralph

Ralph tiene un bug, como cada uno un trip en el bocho. Y como de una pesadilla se tratase, se enfrenta a él de manera directa, es nada menos que un espejo que lo multiplica, que lo explicita. Y como lo que sabe es demoler, porque esas son sus armas, demuele con introspección su propio yo, se deconstruye en pos de sus afectos, también por él, también porque sabe que lo quieren, porque al caer, unas princesas le salvan, como siempre sucede con las princesas.

Viaje

Sin casi realizar testeos por la urgencia, sabiendo todo acerca de su tesis, el maquinista hizo su despedida al sentarse en la nave del tiempo. Programó las funciones; una milésima de segundo al pasado en acción manual, y una activación automática cada nueva milésima. Pienso en milesimas para evitar imaginar las reales fracciones paradojales de esta experiencia. Y aun asi, un viaje asi es instantáneo, no hay tiempo cuando se lo recorre, hay instantaneidad, la velocidad suficiente como para reanudar y notar el cambio solo al detenerse, como fue previsto. El engranaje es tan perfecto que soporta en el pasado todos los avatares de esta acumulación de masa. La presión y ensimismamiento entre los escombros del vacío. Hasta que, como sucede, la masa se enciende y elimina por el mismo causal lo que será. De manera que el maquinista sabe que al apretar el botón desaparecerá con rumbo desconocido; a la nada y mas allá.

sinsentido

-Es que andaba en una.
-En una? 
-En una, vos sabes.
-Es que yo no lo se. Dime. En una de varias opciones, en una unidad física ? 
-Si, estaba en cualquiera.
-Mmm, bueno, voy queriendo entender. Vas tomando opciones? estabas en una que lo mismo daba que fuera cualquiera de ellas?
-Si, re que viste cuando decis….
-Cuando decís que!!!!!!!

tortuga

Al dormir, con 10 años, solo podia pensar, hasta donde puede hundirse una tortuga, que tan profunda es la profundidad del mar ?. Como Truman, tambien nos pasó, haber sido espectadores, de sucesos que nos marcan a fuego la relación con los limites, en este caso el mar. Acercarse de noche, oir ruidos extraños, luces en par. Porque después de la pelicula no te acordás y como críticos nos queda el repudio, el listado, las cajitas, el orden, el olvido, pero queda, sin que lo sepas, escondido como el halcón milenario atras del asteroide, porque el arte es correrse de lo evidente, una sensación asociada, la certeza de que lo extraordinario es muy parecido a lo normal, para que los insensibles que ven en la playa solo un estacionamiento se pierdan el espectáculo. Y que las sirenas existen claro está.

Anecdota

Primero bajo, recuerdo estar bajando aunque sea irrelevante a la anécdota, recuerdo la escalera y una expectativa premonitoria, llego a un gran espacio de espera, al menos así me pareció aquella vez, enorme, después hago lo usual, saco un libro, le busco la página y no logro encontrar la página, subo al subte con el libro en la mano esperando sentarme. Lo hago efectivamente, sigo buscando la pagina y no la encuentro. Levanto la mirada y sentado exactamente frente a mi asiento estaba Gaston Pauls. Cierro el libro, lo miro, ubico el libro sobre una de mis piernas, en la otra pongo diez pesos, que en aquel tiempo tendrían algún valor. Lo miro, con la mirada intento decirle que elija, el libro o el dinero. El me mira como entendiendo, pero no entiende, se siente invadido, se levanta y se va. Yo me quedé buscando la pagina sin encontrarla.
Algo así es la anécdota, pero por consejo de un amigo, intenté cambiarla en el recuerdo, le cambié cositas para que no sea tan literal, si has visto 10 pájaros que sean cien me dijo mi amigo.
Cientos de pajaros que en el contraste del cielo azul daban sombra atacaban con justicia un perro que, sin estima por la vida, jugaba a darle muerte a uno de ellos, no cualquiera, uno de ellos, un hermano que a poco de saber volar fue sorprendido por los dientes llenos de baba de la horrible criatura peluda que sonreia al despedazar sus alas.No era cualquiera y sus hermanos como una sombra arrancan de a uno los pelos de la bestia, de a uno y todos, despedazan al perro que sonrie mansamente feliz de su cometido.
Al llegar al subte, tuve que esperar mucho, venia de dar un curso y tenía la cabeza en cualquier cosa, el día anterior había visto una película que se llamaba los paranoicos y que me había gustado muchísimo. Esperando el subte, y aquí va lo extraordinario, estaba también esperando, vistiendo unos pantalones muy coloridos, la actriz de esa película, una que se llama Jazmin. Nos sentamos juntos, yo quise decirle algo, recordaba los diálogos de aquella película, el baile, las miradas de los protagonistas, pero nada, no me animé a mover un musculo, sabía que en cualquier estación ella se bajaría y yo no tendría oportunidad, quería hablarle, preguntarle cosas, pero también me vino como un relámpago la siguiente performance. Si no digo nada estaré imitando una de esas escenas que había visto el día anterior, y de esa manera podría ser como un actor privilegiado, de una película que ahora ocurre en la vida real, en la vida real una nueva escena que es la misma escena, y solo tendría que no decir nada, ella seria una extra, pero una protagonista al fin, Jazmin Stuart no lo sabría pero actuaria sin saberlo. Y fue así que no dije nada y me dejé actuar, y ella se dejó actuar y fuimos como una película.
Una de las anécdotas no es real.

Carl

Carl Sagan, de acuerdo a una intersante teoria, era nada menos que un alienigena que vivió, de alguna manera, encerrado en nuestro planeta. Nació como llegado de kripton, en circunstancias que ni él mismo pudo descubrir, creció y se mezclo entre nosotros, estudió y se hizo mil preguntas, alentó a sus congeneres a descubrir nuevos mundos, conectar antenas de radiotelescopio, mandar sondas de exploración, simplemente porque queria volver a su casa. No construyó un telefono con restos de juguetes, ni se conectó a la fortaleza de la soledad, no poseia poderes telequineticos, sino que con las minimas herramientas de un mono desnudo, porque asi llegó, hizo todo lo posible, que no era mucho, para lograr, en el corto tiempo que su condición planetaria le permitia, construir un conjunto de conocimientos para irse. Aparentemente, y de acuerdo a esta teoria, si lo hizo, si se fué.

pi

La ínfima fracción para alcanzar la enteridad, de cuanto sea se mida, de la realidad sobre si misma, tiene nombre y es por definición un infinito entre el ultimo y humano posible esfuerzo y la llegada a salvo al extremo triunfal del desfiladero de Springfield. Y hoy es su dia.

realidad

Existen en el escenario tres realidades. La primera es la que asumo, o presumo (por intuición) la segunda es la que oculta una sociedad secreta (también presunta). Y la tercera, la realidad que nos impone la sociedad secreta como placebo. No puede imponerse un ocultamiento sin una mentira, no se vive huérfanos de realidad. La que se impone, y que enseñan en las escuelas, puede ser, de las tres, la mentira, asi nomas, siempre cavernaria. Esta claro que la realidad puede ser medida o estudiada, al menos sus ápices, efímeros. Es posible darse cuenta pero, es necesario saber que podemos no saber medir pero, no saber deducir pero, no saber cosechar datos, no llegar a descubrir absolutamente nada pero. Y esa mentira, toda completa la realidad. En historia la mentira la imponen los ganadores, los cavernarios también. En física, las probabilidades de que la mentira y la versión oculta sean teorías posibles para explicar el mundo es cero (O) Y sino, la creación de esta segunda realidad, esta segunda ficticia opción, seria de todas formas, una de las grandes obras humanas, por compleja, por improbable, como dije. Una obra como descubrimiento, como realidad, como belleza, elegancia, matemáticamente. La sociedad secreta a la vez que impone, cree. Y no es claro en que, si en lo que impone o en lo que es. Misterio. Si las computadoras funcionaran por magia, no seria una locura un complot de ingenieros inventando circuitos inservibles, cascaras vacías. Ayer google me leyó la mente, la tierra es redonda y sino, sino que bella la ciencia.

Los impresentables


Mus sp

Jorge Alvarado, ilustre arquero de un soberbio equipo de los viernes retornó a la soltería en una inexplicable escalada de desastres.
Quedó con la mirada perdida recordaban quienes lo vieron ese día. Una mirada que los hombres temen y saben reconocer.
Ese viernes como era de esperar, sufrieron una goleada, pero una de esas goleadas de ida y vuelta, una que vendieron caro. En la juntada pos-partido pudo enumerar algunos detalles. Los amigos, los impresentables, aseguraban no poner el equipo por sobre la amistad, y aseguraron darle consejo. Así tiene que ser, sin códigos no seriamos nada, le decían.
Jorge tenía una vida perfecta, era feliz, su matrimonio con helena lo ubicó en el mapa como siempre repetía, era una búsqueda de algo maduro, no era un accidente ni una conquista casual, Jorge estaba queriendo orden hace mucho tiempo. Y no porque fuera un desastre ni mucho más, sino que era un poco como sus impresentables, de los que van y vienen y nunca están.  No tenía hijos y algo de tiempo le quedaba, no tenía todavía todas las rutinas llenas, como el Alejo, el pobre de Alejo, el antiguo arquero titular, que ya ni contesta los mensajes, no seas como alejo le decían a Jorge. Pero él sabía que no, que su vida tenia equilibrio y sería feliz siendo como Alejo.
Según el relato, entre cervezas contó que de vuelta del banco pasó por una tienda de mascotas, y solo porque una señora le cortó el paso fue que vio exhibidos como ropa una serie de animales, más bien de jaulas con cosas adentro aclara, los perritos lo miraban, los loros australianos lo miraban, pero él solo pudo tener la mirada atenta y obsesa directa en los ratones de laboratorio. Recordó una foto de Einstein, de su ídolo de la infancia con una rata de mascota, y como en un collage mental, la cabeza del físico mutaba a su cabeza, y  se vio de traje y feliz con su mascota nueva, algo distinguido para llevar a todos lados.
Decime que no te compraste una rata le dijeron, ni se te ocurra traerla de mascota, para eso ya lo tenemos a Humberto. Humberto jugaba muy mal.
Pero así fue y no exactamente, se llevó dos ratones de laboratorio, una jaula y algunos suplementos. El vendedor le aseguró que dos son mejor que uno, que si no se deprimen. Los llevó feliz como un niño.
Su esposa helena mientras tanto, al volver del instituto, de negro impoluto y con su maquillaje perfecto a pesar de la hora. Sintió un olor extraño en la casa. Preguntó si es que acaso olvidaron tirar la basura, en esos departamentos un olvido  así puede ser un grave error, pero no era eso, era mucho peor. Cuando entro a la oficina del bueno de Jorge, el olor ya no era un misterio. Los ratones tienen un olor que es algo así como una jauría de perros mojados, perros muy lanudos mojados por la lluvia, un olor a sótano abandonado.
Helena no estaba dispuesta a sentir un segundo más ese olor, insistió a los gritos que matara ya mismo esa plaga. Que los devolviera, que los tirara a la basura. No le importaba la elección más pertinente, lo que tenga que ser que sea. Tirarlos por el balcón. Estás loco Jorge, esos bichos traen enfermedades le dijo. Jorge no estaba ubicado en tiempo y espacio, para él era un juego, quería algo de compañía nada más. Y como no podía tener un perro pensó que un ratoncito estaría bien.
No se dio por vencido, los ocultó en el balcón, al fin y al cabo ella nunca lo usaba y algo de tiempo podía ganar. En momentos en que helena estaba, en los horarios previsibles, los colgaba con una percha de la reja, una percha robada, y así, entre el viento y el olor de la ciudad, todo se mezclaba. A los ratoncitos los tapaba por el vértigo.
Con el éxito de su ocultamiento ya festejado y registrado en los mensajitos que le mandaba a sus amigos, Jorge seguía con su trabajo, sus diseños en la pc, y su rutina de pasar todo el día encerrado moviendo el mouse. Durante la jornada laboral; el espectáculo de la ruedita sin fin, del acicalamiento eran para él un plus de vida, algo de movimiento, un sentido de presencia.  Su amada helena seguía sin sospechar. Seguía en esa calma que le daba el instituto, todo un día de no poner un pie en el departamento. Ese que compraron con un préstamo impagable y que ahora era casa y oficina de trabajo. Los sábados salían a pasear todo el día.
Pero Jorge no obró como un insensato, tuvo algo de remordimiento, tuvo miedo de sus estrategias en realidad. Y si bien estaba dispuesto a seguir hasta el final, no temió ni por un segundo que fuera tarde. Hasta el fin, le dijeron uno a uno sus impresentables, una frase que habían escuchado en su momento cada uno, uno del otro.
Había pasado algo así como una semana y en la jaula apareció un residuo rojo y orgánico, como de semillas sucias de zapallo. Nunca les había ofrecido fruta, pero aun así, uno de ellos comía con fervor esa baba roja. Para salir de dudas tomó un poco con los dedos y lo lamió apenas. Era salado y misterioso.
Cuando los ratoncitos recién nacidos salieron despedidos como gremlins por entre las rejas, se dio cuenta que había lamido placenta de roedor, que había interferido en la maternidad de esa pareja, aun cuando básicamente siempre creyó que se trataba de buenos amigos, de tres buenos amigos pasando la tarde, de clones de laboratorio. Salieron a los saltos como canguritos en miniatura. Eran todo cabeza y todo patas y se sintió traicionado.
Jorgito nunca estuvo seguro de haberlos atrapado a todos, les compro una vitrina y los encerró herméticamente. Compró unos sahumerios, cerró su oficina. Hizo todo lo posible. Pero de la jaula seguían saliendo una y otra vez, camada tras camada. Lleno algunos tapers a los que les hizo agujeritos muy pequeños para que respiraran.
En el desastre, cuando vio que la vitrina era una pochoclera de la que estallaba vida tras vida, decidió resignado sacarlos de la casa,
Se recostó un instante para pensar, pero tuvo pesadillas, su cabeza era una esfera entre muchas  cientos y miles de esferas en pleno vuelo, como dispersas en un bombo que de tan lleno se quiebra y se desparrama. Soñó también con los besos de helena claros y calmos.
Al despertar tenía la resaca de los efectos de una droga, la paranoia de sentir patitas, la anarquía y la respiración agitada de esos corazones con la cuerda descompuesta.

 Cargó las jaulas y las vitrinas en el auto, limpió todas las posibles huellas que ocurrieron ese día y se dio un baño profundo antes de salir, la casa olía a lisoform y sahumerios.
Los llevó a la plaza, los soltó con vergüenza entre unos juncos del entubado. En esa calma, en la calma después de la tormenta, se sintió bien, sintió haber obrado como un hombre que a pesar de las dificultades podía salir, planificando podía salir. Y ahí se quedó sentado mirando cómo se dispersaban, blanquitos como pelotitas de golf. Le hubiese gustado tenerlos un poco más.
En su casa helena ya había llegado, muy cansada por los problemas típicos de lo que llamaba “mi instituto”. Se saludaron con cariño, siempre era bueno volver al hogar, se contaron sus cosas y Jorge fue a la cocina a preparar la cena. Mientras tanto, helena quiso descansar un poco, se acomodó en el sillón a disfrutar de saber que el teléfono por fin estaba en silencio, iba de a poco bajando el ritmo cardiaco. Después cenaría, se bañaría, haría el amor con su querido Jorge, viviría la vida que siempre quiso.
Pero en la tranquilidad de su sillón de descansar sintió un cosquilleo entre los dedos, una sospecha que se develó sin suspenso, primero trepándole sobre el brazo y después llenando el aire, ojitos simpáticos a su manera, todo cabeza  y todo patas. Salieron del hueco de los almohadones en un electrizante movimiento de rebote. Helena gritó, sintió asco, ganas de vomitar, abrió la puerta y se fue, así como escapando de un incendio dejó la casa para nunca mas volver. Y como si se rompiera un estancamiento saltaron libres siguiendo su huella, un centenar, un millar, bajaron de las alacenas, salieron de las tazas, el lavarropas, las alfombras, completaron rápidamente cada vacio posible, subieron hasta los hombros algunos, otros bajaron los escalones zigzagueando los desniveles. Apenas hizo ruido la multitud a borbotones.
Jorge quedo inmóvil, tenía puesto el delantal de siempre, con el estampado que decía, “all is well” todo adornado de flores y volados en color rojo navidad.
En la mesa quedarían dos platos vacíos y listos para servir, intactos y sepia  como una foto del pasado.